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¿Qué pasó con Cuevana?, es una pregunta que puede leerse miles de veces al día de hoy en redes sociales como X, Facebook, Reedit, con infinidad de respuestas de toda índole, siendo una gran mayoría la que apunta a responder sobre: Buena plataforma, que no hizo las cosas bien.
Gran razón tiene el público consumidor de este portal gratuito para ver películas, series y documentales al decir ello, porque desde su creación en el año 2009 en Argentina, fortalecimiento e impacto mundial en 2011 y primer cierre en 2014, este sitio sólo ha estado a la defensiva de un sistema muy equivocado de usar a la red, revistiéndolo sólo con ideales de apoyo a los diversos públicos.
Tanto fue su desenfado y actitud de rebelde sin causa, enfrascándose en crear muchas direcciones para dilatar lo inevitable –el cierre de su plataforma-, que sólo podemos sacar como elemento positivo que lo qué pasó con Cuevana inspiró a otros portales a irse por lo correcto, como es el caso de cinecalidad, plataforma que cumple las reglamentaciones de exhibición de material audiovisual, brindando los correspondientes derechos y pagos a los creadores y distribuidores, sin que esto incida en el público (o sea, es una plataforma gratuita de streaming).
¿Qué pasó con Cuevana?
Desde 2014 a la fecha, Cuevana abrió sub-nombres con un número adicional a su nombre (Cuevana2, 3, 4, etc.), además de utilizar dominios regionales de países asiáticos y europeos occidentales, con el fin de intentar burlar a las autoridades.
Pero el truco le salió peor, ya que no sólo eran cerrados, sino que fueron perdiendo la credibilidad de los usuarios –esos mismos que referimos que consultaban ¿Qué pasó con Cuevana?-, porque les dejaban a media temporada de una serie o sin ver el final de una película o documental, ya que su desactivación remota no aplicaba precisamente en horarios de oficina, sino específicamente en los horarios de más vistas, con el propósito de las autoridades de dejar bien en claro que su combate era directo y sin miramientos.
La Alianza para la Creatividad y el Entretenimiento (ACE) fue la encargada de cerrar a Cuevana, considerándole como el servicio de transmisión ilegal más grande en América Latina, cuya base operadora se encontraba en el distrito de Piura en Perú.
Luego del cierre
Ver qué pasó con Cuevana luego de tanto éxito ha sido una lección para quienes desean impulsar a la piratería incluso por “intenciones altruistas”, creando un desbalance económico al afectar a muchos en favor de otros.
Sus labores han tenido que ajustarse tanto a los patrones de pago a los emisores y redirección a portales que ellos mismos han de costear con la monetización de sus sitios, además de pagar sendas multas y ser objeto de justas confiscaciones de equipos por trabajar con material protegido por derechos de autor.
De allí que su sitio se encuentre ya activo con un nuevo dominio, pero observándose una caída impresionante ante el público que duda que pueda mantenerse cumpliendo las reglamentaciones, ya que persisten en mantener su ideario de gratuidad a un lado sin importar los ingresos de quienes generan el material.
Es por eso que la mudanza hacia portales como Cinecalidad se ha afianzado en más de un 90% de sus ex-seguidores, porque lo qué pasó con Cuevana persiste en estar latente de repetirse, sumándose a ello la publicidad invasiva que los demás portales tienen, pero que no trastocan la visión ni el disfrute de los espectadores.
Perder más de 400 millones de visitas al año –lo qué pasó con Cuevana-, debe enseñar a los nuevos inversores en este tipo de portales que el querer deslindarse de lo legal siempre pasará factura de diversas maneras. Al menos Cinecalidad y otros similares, han tomado nota y acatado las mediaciones de autoridad contra la piratería, hallando el punto ideal para beneficiar a ambos lados (creadores y espectadores).